A continuación les mostraremos cuatro testimonios de ayudantes destacados en sus carreras que explican lo que significa la labor que cumplen y el beneficio que les otorga curricularmente y en el desarrollo de habilidades.

El desarrollo estudiantil se ha ligado tradicionalmente al mundo académico, entendiendo a éste, como una base de conocimientos y experiencias. Cuando los jóvenes ingresan a estudiar una carrera, generalmente esperan que sus casas de estudios les entreguen conocimientos y contactos, pero existe un área de gran importancia, que las instituciones académicas intentan año a año potenciar: las habilidades blandas. Esto debido a que este tipo de herramientas otorgan al estudiante mayor responsabilidad, crecimiento y desenvolvimiento personal.

Francisco Castañeda, de la FAE, explica que el ser ayudante, tiene una serie de beneficios que van más allá del solo hecho de ser ayudante: resolver conflictos, desarrollar capacidad de síntesis, liderar equipos y comprometerlos, y sobre todo los mantiene en un permanente aprendizaje. Esto último les permite aspirar en el futuro a los mejores trabajos y/o postular a becas para desarrollar estudios de postgrados en tanto en Chile como en el extranjero.

Consistente con lo anterior, una de las experiencias que trabaja en torno a las habilidades blandas son las ayudantías. Y no sólo para estos fines, si no que son un aporte relevante en términos curriculares. Así lo comprueba Marcelo Santander, alumno de quinto año de la carrera de Ingeniería Comercial en Administración, que realiza las ayudantías de Marketing II e Investigación de Mercado.

"Este es el tercer semestre que realizo ayudantías y decidí hacerlo porque lo vi como una oportunidad que podía ser utilizada al momento de buscar trabajo. También sabía que iba a desarrollar una serie de habilidades con esta experiencia, como el temor de hablar en público, por ejemplo, y se que eso me va a ayudar en mi trabajo profesional para siempre", indica Santander.

El futuro ingeniero comercial, agrega que lo que se aprende, es a tratar con las personas y a buscar distintas maneras de entregar un mensaje, que en este caso, es la materia de la ayudantía. "Uno tiene que aprender a desarrollar habilidades que le permitan enseñarles mejor y de una manera justa , razonable y equitativa para todos.Yo he aprendido enseñando", sentencia.

Por su parte, Javiera Vargas, de quinto año de Administración Pública es ayudante de los ramos de Teoría Organizacional y Políticas Públicas. También ha hecho Comportamiento Organizacional y Políticas Públicas II.

"Soy ayudante desde el año 2016 y ha sido una contribución importante tanto para mi desarrollo profesional, como personal, ya que he podido -a parte de transmitir ciertos conocimientos a mis compañeros- contribuir en otras áreas, como consejos sobre profesores, de vida; entonces traspasa las fronteras de ser ayudante", señala Vargas.

La joven cuenta que no fue escogida ayudante por haber tenido las mejores notas en los ramos. "Todo lo que hice en su momento, mientras cursaba el ramo, lo hice con harta pasión. Entonces yo creo que eso fue lo que descubrieron los profesores en mí para llamarme a ser su ayudante", añade.

La futura administradora pública explica que la forma en la que se preparó para ser ayudante fue repasando mucho las materias, conversando con los profesores sobre el foco que le querían dar a la ayudantía y cuál iba a ser su aporte. "Cuando quieran hacer una ayudantía, piensen en el profesor que está detrás, de que manera pueden generar lazos con él, confianza. Uno, como alumna, nota cuando hay comunicación entre el profesor y el ayudante y eso es crucial para obtener buenos resultados", dice la estudiante, agregando: "los animo a todos a postular y pedir ayudantías. Acérquense durante e curso a los profesores y generen lazos y redes, creen una comunidad, sobretodo cuando los profesores son administradores públicos porque ya tienen la experiencia del servicio y debemos enriquecernos de eso".

El caso de Agustín Henríquez es distinto, pues su norte es la investigación y el mundo académico. Para él, que realiza ayudantías de Principios de Microeconomía; Microeconomía I; Macroeconomía I y II y Estadísticas en la carrera de Ingeniería Comercial en Economía en sus jornadas diurna y vespertina; esta experiencia le ha servido para acumular horas de docencia y además le ha permitido postular a una beca para realizar un magíster y a futuro, le servirá para algún doctorado.

"El año pasado renuncié a mi trabajo formal para dedicarme a hacer ayudantía y adquirir experiencia académica. No se gana tanto, pero para comenzar una carrera académica necesitas formarte desde abajo. Cuando estudié Ingeniería en Matemáticas, la impresión que tuve con mi primer profesor de álgebra hizo que yo quisiera que algún día los alumnos sintieran lo mismo por mí, marcarlos para siempre", relata Henríquez.

El economista de la FAE, trabaja en el día como analista de solvencia en una compañía de seguros, y en horario vespertino hace las ayudantías en la FAE y es asistente de investigación financiado por Fondecyt en la Universidad de Chile. "Esta experiencia ha sido muy entretenida y dinámica. Hay que preparar la clase, tener un trabajo con los profesores, corregir controles y cuando estás con siete u ocho ayudantías debes corregir 700 controles, pero me hace muy feliz", sostiene.

"Yo soy tartamudo", comenta el joven con una claridad que hace pensar que es imposible que tenga este problema de lenguaje. "He trabajado mucho y me costó, pero con las ayudantías busqué fórmulas para hablar y expresarme mejor. Además, el desafío es más grande aún, pues a parte de modular, debes dirigirte a la clase en cierto tono para que te escuchen y eso no es fácil para una persona con esta condición", explica.

Bárbara Valenzuela es alumna de quinto año de Contador Público y Auditor. Es ayudante del ramo de Costos II, desde el año 2016 hasta la fecha. "Ser ayudante ha permitido que me relacione de una mejor manera con mis pares, porque trato siempre de hacer mis clases de una forma didáctica, hacerlos parte de la clase, no sólo llego y me paro a explicar la materia, si no que trato de siempre preguntar qué se les ocurre a ellos o cómo desarrollarían el ejercicio", señala Valenzuela, agregando que "considero que hacer clases a tus propios compañeros es realmente beneficioso, puesto que desarrollas tu personalidad, aprendes a manejar tus tiempos, buscas nuevas formas de enseñar y además mejoras la forma de pararte en frente de más personas, que muchas veces ni siquiera conoces".

La joven advierte que para su carrera es fundamental poder relacionarse con las personas, puesto que constantemente el contador público y auditor está trabajando con diferentes clientes y grupos de trabajo. "Considero que haber realizado ayudantías me beneficiará en lograr comunicarme de una mejor manera, tener la suficiente personalidad y seguridad de expresar mis conocimientos e ideas. Además, estoy ad portas de realizar mi tesis, y posteriormente defenderla, por lo que tendré las herramientas suficientes para poder explicar mi trabajo de la mejor manera a los diferentes oyentes, y así poder controlar mis nervios y responder a las preguntas de los evaluadores", detalla.

Bárbara no considera que existan muchas barreras para poder ser ayudante, "basta que te vaya bien en el ramo y que el profesor confíe en que lo harás bien. Creo que las barreras las enfrentas después, cuando tienes tus propias pruebas, tus trabajos y responsabilidades, y debes seguir cumpliendo como ayudante. En lo personal soy muy exigente conmigo misma, y a pesar que tenga muchas cosas que hacer no dejo de lado mis ayudantías, no dejo de preparar y estudiar mis clases, ya que se que hay todo un curso que está esperando que los ayude", comenta y no descarta en un futuro dedicarse a la docencia. "El hacer ayudantías, también me ha permitido realizar clases particulares a compañeros de otras carreras, lo que me pone muy contenta puesto que refleja que estoy haciendo las cosas bien, porque se corre la voz de que hago bien mi trabajo. Este año tuve que realizar mi práctica profesional, y sentí que algo me faltaba, y era hacer clases, ver esas caras de interés y agradecimiento por compartir tus conocimientos, no se compara con nada", concluye.